D. – 19 años – Barcelona

Todo comenzó a principios de noviembre de 2019. Recién comenzaba mi grado en derecho, cuando sufrí la primera estocada del TOC. Recuerdo ir en el metro preocupado y agachando la cabeza, intentando evitar mirada de otros chicos, sintiendo un malestar inimaginable en algo que nunca me había preocupado, mi sexualidad.

La cuarentena por el COVID reactivó algo que, si no tratas, no desaparece, porque aprovecha ese momento de debilidad para intentar comerte. Y ahí entra Fátima, la que ha sido mi aliada y guía para vencer esta guerra. Fátima ha sido mi psicóloga desde julio de 2020, hasta enero de 2022. 1 año y medio aproximadamente.

Mis primeros días en terapia eran extraños, yo sabía a qué me enfrentaba, pero no tenía ni idea de cómo enfrentarlo. Por eso me sorprendió tanto el método para derrotarlo. Como podía ser que durante períodos de 20-25 minutos pensando en aquello que tanto malestar me generaba, fuese a conseguir que ese malestar desapareciera. A ojos de cualquiera, parece una odisea. Pero la terapia de exposición no puede ser más útil, funcional y resolutiva. Y así fue como empecé a tomarme la terapia enserio, confiando en mi psicóloga, por mucho que yo fuera un escéptico con ese método.

A los dos meses, yendo una vez a la semana, noté una mejora en la calidad de vida brutal. Volví a tener ganas de salir de fiesta sin estar preocupado todo el rato por este tema, además de empezar a volver a hacer las cosas que me gustaban, como volver a ver vídeos en YT.

Este ha sido mi caso, mi testimonio personal. El hecho de que me llegara el momento de lidiar con él a los 18 años fue muy determinante para mi evolución personal. Ahora, con 20 años, puedo decir que lo he superado, y que tú, querido lector, también vas a hacerlo en un futuro próximo. Ese malestar tan fuerte que se siente al principio, disminuye poco a poco, pero yo sé que no me vas a creer, igual que yo en su momento no creía a los otros testimonios. Pero no quiero que me hagas caso a mí, sino a los profesionales, a gente como Fátima, personas absolutamente preparadas para sacarte del pozo.

Y a ti Fátima, me faltan palabras de agradecimiento. Mil gracias por todo el progreso que me ayudaste a realizar, sin duda con otro tipo de persona que no me hubiera exigido tanto no habría conseguido salir tan rápido.