No sé verdaderamente desde qué edad de una temática u otra he sufrido “toc”. A día de hoy sé que la búsqueda eterna de respuestas, el razonamiento continuo y la explicación constante de lo que me pasa no conducen a nada. De algo que te invade la mente a tiempo completo podría estar escribiendo mil hojas que no me harían llegar a una conclusión más precisa que la que acabo de escribir.
He aceptado que mi mente es obsesiva y que no hay que enredarme en todo lo que me muestra, hay ruidos en forma de pensamientos e imágenes que hay que dejar esfumarse como niebla que se desvanece.
Mi forma obsesiva y perfeccionista ha hecho posible que alcance todas mis metas y consiga mejorar en muchas cosas, no todo es malo.
Sé que siempre será una carrera de fondo, pero ya no hay prisa de querer acabar con una respuesta fugaz y no importa si hay que correr para siempre.