Desde bien pequeña siempre he sentido una fascinación por tener todo por orden alfabético: libros, cd’s… Pero se contrarrestaba con mi desorden. Como muchas personas dicen: yo tenía mi orden dentro de mi caos.
Hasta que llegó un punto en el que me independicé y aunque el caos fue aún mayor, se agravó mi necesidad de tener cajones cerrados, puertas cerradas, ropa tendida con pinzas del mismo color, montones de camisetas por temáticas…
Y me di cuenta hasta que en el trabajo también necesitaba tenerlo todo en un orden específico porque si no me ponía nerviosa y tenía que ir a corregirlo a la mayor brevedad posible.
Sabía lo que eran los ataques de ansiedad, pero hasta que no llegó una temporada en la que todo me afectaba, lloraba por nada y me sentía más nerviosa de lo normal, no me di cuenta de lo que me estaba afectando en realidad.
Un día cualquiera hablando con una de mis mejores amigas me recomendó a su psicóloga, Fátima, porque daba la casualidad de que estábamos pasando por lo mismo.
Empezó la terapia tratando el TOC por orden y simetría y acabó derivando en otros trastornos que no era capaz de ver hasta que fuimos indagando. Me daba cuenta a medida que pasaban las sesiones que también estaba metida en unos trastornos como el miedo al rechazo, la ansiedad social, conducta alimentaria…
Por fin le pude poner nombre a lo que estaba sufriendo durante muchos años.
A día de hoy soy consciente de que esos picos de ansiedad seguirán surgiendo, pero ya tengo las herramientas necesarias para afrontarlos gracias a Fátima.
Ha habido recaídas, pero también momentos de alegría al ver como poco a poco iba siendo capaz de superar ciertos retos del día a día.
Después de mi experiencia, y sabiendo que tenía que haberlo afrontado mucho antes, le digo a toda persona que lea mi testimonio que no se espere a que la cosa sea más grave, que pida ayuda, que acuda a terapia porque la calidad de vida que se gana afrontándolo es inimaginable. A día de hoy, todo lo que hemos ido trabajando, me sirve en todos los ámbitos de mi vida: familiar, laboral, pareja…
Gracias, Fátima.