Mar – 29 años – Valencia

Hace poco más de dos años noté cómo algo cambiaba en mi mente, una preocupación constante con un tema constante, acompañado de una ansiedad exagerada y reacciones exageradas de preocupación se iban apoderando de mi mente.

Continué con esa preocupación durante meses hasta que por fin decidí acudir a mi psicóloga. Ella me diagnosticó de toc, me dio medicación para que mis pensamientos bajaran de frecuencia e intensidad y como consecuencia, también mi ansiedad.

Pero aun así había momentos que esta ansiedad volvía a crecer y me superaba.

Así que tras ser diagnosticada por otra psicóloga, con recetas de medicamentos para combatir una ansiedad tan incapacitante que apenas me dejaba vivir, llegué a Más que Toc.

Tenía un miedo absoluto a dejar la medicación y que mi ansiedad y mis pensamientos volvieran a las intensidades que tenía al principio.

Tras dos semanas de terapia, Fátima consiguió que quisiera dejar la medicación. Poco a poco conseguí entender lo que me estaba pasando, cómo podía lidiar con ello en el día a día y como lo resolvería a largo plazo.

Volví a disfrutar de aspectos tan simples como salir con mis amigas, ver una película, trabajar o salir a pasear sin que mis pensamientos me hicieran evitar esos momentos, porque sabía que mi mente siempre volvía a ellos, hiciera lo que hiciera .

Volví a hacer todo lo que había dejado de hacer por culpa del toc y a dejar de hacer todas las compulsiones que el toc había metido en mi rutina y en mis días.

Aun recuerdo el día que dije: por fin vuelvo a ser yo. Y esque en ciertos momentos temía que jamás volvería a ser la misma persona que era antes de empezar todo este proceso.

Por recomendación de una amiga, contacté con Fátima. A mi gente cercana, le cuento que esto es lo más duro que me ha pasado en la vida. Los pensamientos obsesivos limitaban todos los aspectos de mi vida, incluidos mi vida social y laboral, dejó de importarme hasta mi pareja. Mis pensamientos siempre iban dirigidos hacia el mismo lugar y yo acababa el día exhausta por la ansiedad constante , sin saber qué me estaba ocurriendo. Es imposible no acabar todas las sesiones dándole las gracias a Fátima, porque ha conseguido que vuelva a ser yo otra vez, que vuelva a mi vida y que vuelva a ser feliz.