Muchas personas que sufren ansiedad no solo temen los síntomas físicos y emocionales que conlleva, sino que desarrollan un segundo miedo más sutil y silencioso: el miedo a tener ansiedad.
Este tipo de miedo no es menor. De hecho, puede convertirse en el combustible que mantiene el problema encendido. Es como si el primer incendio (la ansiedad) ya se hubiera apagado, pero seguimos soplando brasas por miedo a que vuelva a prenderse.
¿Cómo sé si tengo ansiedad o miedo a tenerla?
Aquí van algunas señales de que podrías estar más atrapado/a en el miedo a la ansiedad que en la ansiedad en sí:
- Estás en calma… pero con la sensación de estar “en alerta”.
- Revisas constantemente cómo te sientes: “¿Estoy bien?”, “¿Esto que siento será ansiedad?”
- Te preocupa ir a ciertos lugares por si te da un ataque.
- Evitas situaciones, aunque te sientas bien, “por si acaso”.
- Tienes pensamientos tipo: “Y si me vuelve a pasar lo de antes…”
Este miedo anticipatorio genera un ciclo difícil de romper:
Temo tener ansiedad → Me observo constantemente → Me altero por pequeñas señales → Siento ansiedad → Refuerzo el miedo.
¿Por qué ocurre esto?
Porque el cerebro ansioso aprende muy rápido. Si tuviste un episodio intenso, tu mente puede asociar ciertos lugares, sensaciones o incluso pensamientos con peligro. Y el miedo no distingue entre una amenaza real y una imaginada. Si temes que venga la ansiedad, tu cuerpo reacciona como si ya estuviera ocurriendo.
¿Qué puedo hacer?
- Reconocer el patrón.
Darte cuenta de que no es la ansiedad en sí lo que temes, sino su posibilidad, ya es un paso enorme. - Aceptar la incertidumbre.
Nadie puede garantizar que nunca más tendrás ansiedad, pero eso no significa que tengas que vivir con miedo constante. - Exponerte, poco a poco.
Evitar situaciones “por si acaso” solo alimenta el miedo. Volver a hacer esas cosas que temes, aunque sea con ansiedad, es una forma poderosa de recuperar tu libertad. - Buscar acompañamiento.
El miedo a la ansiedad se puede trabajar. Con ayuda profesional, puedes desactivar ese bucle y volver a sentirte en paz, incluso aunque la ansiedad esté presente a veces.
En Más que TOC, trabajamos cada día con personas que, como tú, han aprendido a vivir sin que la ansiedad les controle. Si te sientes identificado/a con esto, no estás solo/a. Y sí, es posible volver a vivir sin miedo.
¿Te ha pasado alguna vez esto? ¿Sientes que vives más pendiente de “por si acaso” que del momento presente?
Cuéntanos en comentarios o escríbenos si quieres trabajar en ello.
Desde Más que TOC, queremos recordarte que el Trastorno Obsesivo Compulsivo tiene tratamiento y recurrir a terapia siempre será de gran ayuda.
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